Como siempre ha sucedido en los largos siglos de cultura patriarcal, la
maternidad sigue estando idealizada, penalizada y carente de cualquier
tipo de valoración simbólica. Sentirse madre no es lo mismo que
sentirse padre. Algunas funciones pueden intercambiarse, pero las
vivencias y las percepciones subjetivas de cada uno son
intransferibles, y ello influye en la capacidad empática necesaria para
comunicarse con unos hijos que, a su vez, se inscriben en la historia
previa de sus progenitores.En esta obra Gemma Cánovas Sau nos ofrece
nuevas perspectivas para prevenir el sufrimiento psicológico de las
mujeres. Apoyándose en casos reales aborda temas como el deseo de ser
madre; la maternidad en todas las etapas de la infancia; la relación
entre el mundo laboral y la vida cotidiana; el papel de las abuelas;
las nuevas configuraciones familiares y el lugar de los padres.
Fuente: http://www.casadellibro.com/ebook-el-oficio-de-ser-madre-ebook/9788449325762/1902367#modSipnosis
Este libro es el producto de un recorrido profesional y personal, empezó
a gestarse la idea de escribirlo mucho antes de mi maternidad y fue tomando
forma progresivamente tras muchas reflexiones que me iban conduciendo a
las siguientes cuestiones: generalmente a las madres se
las trata de aleccionar, culpabilizar, se las venera o se las degrada, haciendo tramposa pedagogía para que cumplan
como madres de acuerdo con unos esquemas preestablecidos sin cuestionarse apenas el sujeto mujer que late dentro de cada una de ellas, de nosotras. Las madres de hoy forman parte de una generación –bisagra, herederas
de una época prolongada, histórica-mente hablando, en que se inculcaba la dedicación absoluta a los hijos, y por
otro lado incorporando nuevos referentes que otorgan un papel activo a la mujer, todo ello sin haberse producido
aún trasformaciones estructurales , que permitan realmente unas condiciones dignas para llevar a cabo el ejercicio de
la crianza, sin renunciar permanentemente a la realización en otros planos de la existencia.
las trata de aleccionar, culpabilizar, se las venera o se las degrada, haciendo tramposa pedagogía para que cumplan
como madres de acuerdo con unos esquemas preestablecidos sin cuestionarse apenas el sujeto mujer que late dentro de cada una de ellas, de nosotras. Las madres de hoy forman parte de una generación –bisagra, herederas
de una época prolongada, histórica-mente hablando, en que se inculcaba la dedicación absoluta a los hijos, y por
otro lado incorporando nuevos referentes que otorgan un papel activo a la mujer, todo ello sin haberse producido
aún trasformaciones estructurales , que permitan realmente unas condiciones dignas para llevar a cabo el ejercicio de
la crianza, sin renunciar permanentemente a la realización en otros planos de la existencia.
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