dimarts, 13 de juliol del 2010

La teoría de la media naranja ¿Se puede ser una naranja completa, sin haber encontrado el amor? Otra experiencia



Alguna vez has escuchado frases como “¡Encontré a mi media naranja! ¡Es mi otra mitad!" Es la teoría de la media naranja; ese cuento socialmente aceptado que dice que todos los seres humanos tenemos una media naranja, que en la vida podemos tener muchas relaciones amorosas, pero hasta no encontrar a la otra mitad no conoceremos el amor verdadero.
¿Te suena?
Yo solía ser una ferviente devota de esa teoría, hasta que un día al escucharla sentí como si me estuvieran taladrando la cabeza, sentí un terrible sabor amargo en mi boca al escuchar 'tan linda' frase y me llegó a disgustar demasiado ese término.
Sin ánimos de ofender a nadie, creo que esta teoría que traemos arraigada - les hablo a las mujeres - desde niñas, marca en nuestro inconsciente una sensación de escasez.
¿Qué acaso necesito que un hombre venga a 'completar' mi existencia?, ¿Soy una mitad de una naranja penando por el mundo en busca de mi otra mitad?, ¿Entonces nunca estaré completa hasta encontrarla?
Esas preguntas hicieron click en mi consciente, pues yo solía pensar así. Me tragué el cuento de la media naranja en el sentido literal. Pensaba que estaba 'a medias', que iba a experimentar la completitud hasta haber encontrado a ese hombre, a ese príncipe azul, a mi alma gemela, a mi media naranja.
Afortunadamente, en este universo perfecto en el que vivo, la vida me puso en el camino varios eventos particulares, relaciones con el sexo opuesto, que tras varios intentos, con un fino alfiler reventaron la burbuja en la que estaba. Deje de creerme la princesita del cuento de hadas que han de venir a rescatar, el alma en busca de su gemela, la media naranja buscando a su otra mitad de sol a sol.
Ya no lo creo así. Por supuesto sigo creyéndome una princesita, ¡lo soy!, pero no una que necesite ser rescatada; mi alma, es única en todo el universo y no existe ni existirá jamás una gemela - ¿qué chiste tendría que hubiera dos Alma's iguales? - ; y sobre todo, nadie en el momento que me creó, me jugó la broma de cortarme en dos partes simétricas y poner mi otra mitad en quien sabe dónde para que me pasara la vida buscándola.
¡Soy una naranja completa! Siempre lo he sido.
Convertí a “la media naranja” en la cereza que adorna un delicioso pastel, en el maquillaje que me hace ver mejor, en el esmalte de uñas que resalta mis manos, en el par de zapatillas que hace juego perfecto con mi nueva bolsa. Es decir, en un complemento a mi Ser ya completo.
Por: Alma Bárcenas

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