En época crisis realizamos ciertos sacrificios con tal de poder pagar la hipoteca o los préstamos que hemos solicitado. Pero de todos modos no sacrificamos algunos lujos; como el papel de baño suavecito o la pasta de dientes que además de blanquear tiene menta extra. Lo mismo ocurre con el desodorante. Lo cual no es difícil de entender; después de todo, la publicidad te hostiga con la idea de que si alguien te huele la axila sin perfumar, sufrirías una humillación indescriptible. En el caso de los hombres, la cita con esa chica sería un desastre, y en el caso de las mujeres, si acuden a una boda no serán capaces de atrapar el ramo con confianza.
Por lo que, al visitar al pasillo de los desodorantes tienes la esperanza de encontrar el producto que sea el adecuado para ti, y que no te reviente el presupuesto. Tus ojos son atraídos por los anuncios vistosos de las marcas más caras, pero espera… abajo y escondidos, los productos baratos dicen servir también para atraer al sexo opuesto. Pero, no están dirigido a ti… hombre deportivo o mujer sensual…. Estos productos económicos no están gritando por atención y no tienen colores atractivos ni poseen nombres rimbombantes. Encuentras uno muy barato… pero es rosa… y tú no piensas ni por un momento adquirir un desodorante femenino.
Sin embargo ( en todos los productos de la misma marca) el ingrediente activo es el mismo y está presente en las mismas cantidades. Es decir, todo lo que cuesta un producto de más se justifican comercialmente al dirigirlo a un sector específico. La fragancia de hombre será diferente de la de las mujeres tan sólo por cuestiones culturales y preferencias de consumo; ya que es mucho más probable que quieras oler a cuero que a lavanda. Pero si se trata de dinero, es perfectamente aceptable que utilices un desodorante para mujer con tal de ahorrar un poco.
La única razón de que los fabricantes ofrezcan a los hombres y a las mujeres desodorantes diferentes es para obtener más dinero. Los desodorantes para hombres no son más fuertes o de composición diferentes a los de las mujeres. En la década de los 90s, los desodorantes Unisex conformaban el 30% del mercado; pero hoy, no representan un ingreso considerable. Somos más propensos a comprar cosas que creemos que son adecuados a nuestro estilo de vida o a la percepción que tenemos sobre nosotros mismos. Por tal motivo hay desodorantes dirigidos a deportistas, a machos, a adolescentes, a “hombres de mundo”, etc.
Otro punto a tomar en cuenta, es la forma en la que nos presentan el producto. El desodorante en roll-on (el que parece bolígrafo) se hizo muy popular desde su aparición en la década de los 50s; pero muchos hombres no los prefieren porque los vellos se atoran constantemente en el aplicador, así que, somos más proclives a comprar la presentación en barra o en gel.
Además, el mismo desodorante existe una gran variedad de perfumes. A pesar de la creencia popular, los hombres no producen más peste que las mujeres. Sin embargo, es más difícil para los hombres ocultar el olor corporal a las damas. Se sabe que las mujeres son más sensibles que los hombres para detectar el olor de las axilas. Investigadores han descubierto que sólo nueve productos químicos enmascaran el olor de los hombres, y que las mujeres cuentan con al menos 25 productos químicos que pueden regular el olor que produce su transpiración.
Los investigadores también piensan que las mujeres son más sensibles a los olores de los hombres porque tienen la capacidad para oler información que resulta útil en el apareamiento. Es posible que las mujeres puedan sentir cuando un hombre tiene mayor complejo principal de histocompatibilidad (MCH) que ella. Los estudios han demostrado que el MCH de los genes juega un papel importante en la atracción sexual, la felicidad conyugal y en el éxito reproductivo.
Así que no temas ponerte ese desodorante con olor a flores, total… y es más barato.
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