Sensación emocional desagradable que puede ir asociada o no a un daño de alguno de los tejidos del organismo. Con estas palabras se define, desde el año 1985, una sensibilidad que todo ser humano experimenta alguna vez a lo largo de su vida, el dolor.
Manuel Rodríguez, jefe de la Unidad de Dolor del Hospital Carlos Haya, (Málaga), analiza para los lectores de BIEN algunos de los mitos que lo rodean y que, en ocasiones, dificultan un tratamiento adecuado.
Uno de los más comunes es pensar que aguantar el dolor sirve de algo. "No conduce absolutamente a nada —expone — pero es cierto que el ser humano se caracteriza por resignarse ante una situación de dolor que se mantiene en el tiempo. La sociedad acepta todavía que hay determinados tipos de dolor o determinadas edades en las que es lógico que exista".
Otra creencia común es pensar, ante dolores leves, que si no se repara en ello y no se le presta demasiada atención, no dolerá. En este sentido, el doctor explica que el estado psicológico influye notablemente. "En el dolor crónico, por ejemplo, se asocia a una situación de depresión y ansiedad, hasta el punto de que hasta el 30 por ciento de los pacientes con dolor crónico tiene asociado un cuadro con depresión", asegura.
En el caso del dolor crónico, que persiste más allá de los tres meses, la proporción de mujeres que lo sufren triplica a la de hombres. En este punto viene al caso una pregunta más: ¿soportan hombres y mujeres el dolor por igual? Ante esto, el doctor Rodríguez matiza que el umbral del dolor es totalmente individual. No obstante, y aunque no existe ningún estudio que lo constate, el experto considera que la mujer tolera mejor el dolor, a juzgar por la resistencia a los dolores del parto, por ejemplo.
A pesar de las dificultades para evaluar una percepción subjetiva, el dolor se puede medir a través de una escala que sopesa las características de la molestia y la intensidad. Entre los menos soportables no está ni el dolor de muelas, ni el del cólico de riñón, con fama merecida de incordiosos, sino un dolor neuropático (se debe a una lesión nerviosa): la neuralgia del trigémino, que es uno de los que producen un mayor número de suicidios.
Para terminar, el doctor Rodríguez insiste en que casi todos los tipos de dolor tienen alivio, que no curación: "es absurdo sufrir innecesariamente". Ante un cuadro de dolor, sobre todo crónico, su consejo es solicitar al médico la derivación a una unidad del dolor en la que diseñarán un tratamiento específico.
Ni los dolores ni los tratamientos son iguales... Según explica el doctor Manuel Rodríguez, existen distintos tipos de dolor en función de diversas clasificaciones.
Dependiendo de la duración, el dolor puede ser agudo (cuando dura menos de tres meses) o crónico, cuando lo sobrepasa.
Acorde con el tipo de lesión, se divide en: nociceptivo, cuando existe una lesión y el organismo responde con una serie de estímulos sensoriales que el cerebro percibe como dolor; neuropático, cuando se debe a una lesión nerviosa de un nervio periférico o central; y mixto, ante una combinación de ambos.
Según la etiología, es decir, según las causas, se divide entre dolor oncológico y no oncológico.
En opinión del especialista, si en algo se ha avanzado en los últimos 15 años es en el tratamiento. La Organización Mundial de la Salud establece tres escalones distintos que explica el doctor.
En una primera fase estarían los analgésicos periféricos y los antiinflamatorios: metamizol, nolotil, paracetamol, ibuprofeno, etc.
En una segunda escala se encuentran los opioides de tipo intermedio (tramadol y codeína).
En un tercer escalón se encuentran todos los opióides potentes: morfina, centanilo, buprenolfina, opticodona, etc. El especialista insiste que cada vez aparecen más y mejores, con menos efectos secundarios y mejores vías de administración.
Manuel Rodríguez, jefe de la Unidad de Dolor del Hospital Carlos Haya, (Málaga), analiza para los lectores de BIEN algunos de los mitos que lo rodean y que, en ocasiones, dificultan un tratamiento adecuado.
Uno de los más comunes es pensar que aguantar el dolor sirve de algo. "No conduce absolutamente a nada —expone — pero es cierto que el ser humano se caracteriza por resignarse ante una situación de dolor que se mantiene en el tiempo. La sociedad acepta todavía que hay determinados tipos de dolor o determinadas edades en las que es lógico que exista".
Otra creencia común es pensar, ante dolores leves, que si no se repara en ello y no se le presta demasiada atención, no dolerá. En este sentido, el doctor explica que el estado psicológico influye notablemente. "En el dolor crónico, por ejemplo, se asocia a una situación de depresión y ansiedad, hasta el punto de que hasta el 30 por ciento de los pacientes con dolor crónico tiene asociado un cuadro con depresión", asegura.
En el caso del dolor crónico, que persiste más allá de los tres meses, la proporción de mujeres que lo sufren triplica a la de hombres. En este punto viene al caso una pregunta más: ¿soportan hombres y mujeres el dolor por igual? Ante esto, el doctor Rodríguez matiza que el umbral del dolor es totalmente individual. No obstante, y aunque no existe ningún estudio que lo constate, el experto considera que la mujer tolera mejor el dolor, a juzgar por la resistencia a los dolores del parto, por ejemplo.
A pesar de las dificultades para evaluar una percepción subjetiva, el dolor se puede medir a través de una escala que sopesa las características de la molestia y la intensidad. Entre los menos soportables no está ni el dolor de muelas, ni el del cólico de riñón, con fama merecida de incordiosos, sino un dolor neuropático (se debe a una lesión nerviosa): la neuralgia del trigémino, que es uno de los que producen un mayor número de suicidios.
Para terminar, el doctor Rodríguez insiste en que casi todos los tipos de dolor tienen alivio, que no curación: "es absurdo sufrir innecesariamente". Ante un cuadro de dolor, sobre todo crónico, su consejo es solicitar al médico la derivación a una unidad del dolor en la que diseñarán un tratamiento específico.
Ni los dolores ni los tratamientos son iguales... Según explica el doctor Manuel Rodríguez, existen distintos tipos de dolor en función de diversas clasificaciones.
Dependiendo de la duración, el dolor puede ser agudo (cuando dura menos de tres meses) o crónico, cuando lo sobrepasa.
Acorde con el tipo de lesión, se divide en: nociceptivo, cuando existe una lesión y el organismo responde con una serie de estímulos sensoriales que el cerebro percibe como dolor; neuropático, cuando se debe a una lesión nerviosa de un nervio periférico o central; y mixto, ante una combinación de ambos.
Según la etiología, es decir, según las causas, se divide entre dolor oncológico y no oncológico.
En opinión del especialista, si en algo se ha avanzado en los últimos 15 años es en el tratamiento. La Organización Mundial de la Salud establece tres escalones distintos que explica el doctor.
En una primera fase estarían los analgésicos periféricos y los antiinflamatorios: metamizol, nolotil, paracetamol, ibuprofeno, etc.
En una segunda escala se encuentran los opioides de tipo intermedio (tramadol y codeína).
En un tercer escalón se encuentran todos los opióides potentes: morfina, centanilo, buprenolfina, opticodona, etc. El especialista insiste que cada vez aparecen más y mejores, con menos efectos secundarios y mejores vías de administración.
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