No son pesimistas ni débiles de espíritu, pero su enfermedad transforma su manera de ver la vida. Estos prejuicios, relativamente asentados en la sociedad, forman parte del estigma que pesa sobre la depresión y que ha torpedeado durante años su diagnóstico y también su tratamiento.
Pero las cosas están cambiando. En el marco del Día Europeo de la Depresión,celebrado el 9 de octubre, los expertos insisten en lanzar un mensaje de optimismo: hay terapias efectivas que ofrecen buenos resultados.
En este punto comienza el baile de cifras. Para empezar, resulta difícil determinar su prevalencia, porque hay un amplio porcentaje de enfermos que no llegan a ser diagnosticados ni tratados. En cualquier caso, se estima que aproximadamente uno de cada seis españoles tendrá depresión a lo largo de su vida, según apunta Jerónimo Sáiz, jefe de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Alcalá. El tipo más frecuente es la depresión mayor, explica el psiquiatra, que apunta que existen distintos grados de severidad: "la mitad de las depresiones que se diagnostican pueden considerarse leves, y son tratadas desde atención primaria; entre el 10 y el 20 por ciento presentan más gravedad y son atendidas por el especialista".
En el origen de la depresión confluyen factores genéticos que predisponen a su aparición, pero también situaciones de dificultades en la vida que pueden propiciarla. Además, el número de mujeres afectadas duplica al de hombres. Sáiz apunta varias razones: por una parte, la propia biología femenina, con vaivenes hormonales que hacen más vulnerable el sistema nervioso de la mujer, pero asegura que también influyen circunstancias sociales y culturales.
Más allá de estos datos pesa el impacto sobre la calidad de vida de una enfermedad difícil de comprender, porque no hay lesiones ni secuelas que se distingan a simple vista. "La enfermedad tiñe todo contacto con el mundo y con uno mismo de desánimo y tristeza", asegura el psiquiatra. Esa tristeza patológica es el síntoma principal de la depresión. Sáiz añade que los afectados se quejan de poca vitalidad, cansancio y múltiples dolores, hasta el punto de que perciben la enfermedad como algo más físico que emocional. Sin olvidar su impacto económico, ya que es la segunda causa de baja laboral en España.
El psiquiatra explica que en la enfermedad están implicados diferentes neurotransmisores: la serotonina, que influye en la resistencia al estrés, la melatonina, que participa en los ritmos de sueño y vigilia, la noradrenalina, que interviene en el paso a la acción, y la dopamina, que afecta a los mecanismos relacionados con el placer. En palabras del experto, los tratamientos actuales son capaces de actuar sobre todas estas áreas, aunque presentan una dificultad, el cumplimiento. Hasta el punto de que sólo uno de cada cinco pacientes sigue dosis y pautas correctas, algo esencial no sólo para el control de la enfermedad, sino también para la prevención de recaídas.
Los tratamientos actuales logran la remisión de entre el 60 y 70 por ciento de los casos, insiste Sáiz. En el origen del incumplimiento también se esconde el miedo a que los fármacos generen adicción, algo que desmiente Silvia López, miembro del grupo de salud Mental de la Sociedad Española de Atención Primaria (Semergen): "el mecanismo de acción de los tratamientos actuales no genera dependencia, es distinto al de medicamentos antiguos. Hay que seguir pautas para combinarlos y retirarlos, pero nada más", puntualiza. La doctora aboga por un abordaje completo que integre tratamiento farmacológico con apoyo social y psicológico.
Un Día Europeo
En el marco del Día Europeo de la Depresión, cuatro sociedades científicas españolas y dos asociaciones de pacientes han arropado la iniciativa de la Asociación Europea de la Depresión. A través del reparto de folletos informativos para pacientes, médicos de atención primaria y ciudadanos en general, los organizadores quieren hacer un llamamiento para sensibilizar sobre esta patología y reclamar a las autoridades sanitarias que doten de los recursos apropiados para mejorar el diagnóstico y el tratamiento de esta enfermedad.
Apoyo familiar
La depresión afecta al núcleo familiar, ocasiona una gran preocupación y genera frustraciones y sentimientos de culpa, por eso es importante que el entorno ayude a cumplir las pautas de tratamiento, insiste José María Sánchez Monge, presidente de la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Feafes).
Un punto en el que coincide con Silvia López, que insiste en eliminar el estigma. "La locura es un concepto antiguo; la depresión es una enfermedad mental", añade. La doctora aconseja a la familia armarse de paciencia, dar tiempo al enfermo y recordar que no tienen que "poner de su parte", simplemente precisan un periodo para recuperarse y seguir. En algunos casos, apunta, también han de estar alerta ante la posible advertencia del médico de que pueda existir riesgo de suicidio.
Se puede prevenir
La doctora Silvia López aporta una serie de pautas de prevención a diferentes niveles.
Antes de que aparezca la enfermedad, seguir hábitos saludables: una alimentación equilibrada, descanso, actividad física, hobbies... Hay que esforzarse por mantener expectativas realistas en la vida, hacer lo que se quiere y, si no es posible, buscar alternativas satisfactorias. Rodearse de gente positiva.
Ante un riesgo real, la clave es identificarlo. Favorecer la capacidad de adaptación a los cambios vitales. Si es preciso, pedir ayuda.
En un tercer nivel, cuando se ha sufrido algún episodio, existen fórmulas para prevenir las recaídas. Lo esencial en este punto es también buscar ayuda y seguir las pautas del médico en los tratamientos de mantenimiento para evitar, en la medida de lo posible, que vuelva a suceder.
Pero las cosas están cambiando. En el marco del Día Europeo de la Depresión,celebrado el 9 de octubre, los expertos insisten en lanzar un mensaje de optimismo: hay terapias efectivas que ofrecen buenos resultados.
En este punto comienza el baile de cifras. Para empezar, resulta difícil determinar su prevalencia, porque hay un amplio porcentaje de enfermos que no llegan a ser diagnosticados ni tratados. En cualquier caso, se estima que aproximadamente uno de cada seis españoles tendrá depresión a lo largo de su vida, según apunta Jerónimo Sáiz, jefe de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Alcalá. El tipo más frecuente es la depresión mayor, explica el psiquiatra, que apunta que existen distintos grados de severidad: "la mitad de las depresiones que se diagnostican pueden considerarse leves, y son tratadas desde atención primaria; entre el 10 y el 20 por ciento presentan más gravedad y son atendidas por el especialista".
En el origen de la depresión confluyen factores genéticos que predisponen a su aparición, pero también situaciones de dificultades en la vida que pueden propiciarla. Además, el número de mujeres afectadas duplica al de hombres. Sáiz apunta varias razones: por una parte, la propia biología femenina, con vaivenes hormonales que hacen más vulnerable el sistema nervioso de la mujer, pero asegura que también influyen circunstancias sociales y culturales.
Más allá de estos datos pesa el impacto sobre la calidad de vida de una enfermedad difícil de comprender, porque no hay lesiones ni secuelas que se distingan a simple vista. "La enfermedad tiñe todo contacto con el mundo y con uno mismo de desánimo y tristeza", asegura el psiquiatra. Esa tristeza patológica es el síntoma principal de la depresión. Sáiz añade que los afectados se quejan de poca vitalidad, cansancio y múltiples dolores, hasta el punto de que perciben la enfermedad como algo más físico que emocional. Sin olvidar su impacto económico, ya que es la segunda causa de baja laboral en España.
El psiquiatra explica que en la enfermedad están implicados diferentes neurotransmisores: la serotonina, que influye en la resistencia al estrés, la melatonina, que participa en los ritmos de sueño y vigilia, la noradrenalina, que interviene en el paso a la acción, y la dopamina, que afecta a los mecanismos relacionados con el placer. En palabras del experto, los tratamientos actuales son capaces de actuar sobre todas estas áreas, aunque presentan una dificultad, el cumplimiento. Hasta el punto de que sólo uno de cada cinco pacientes sigue dosis y pautas correctas, algo esencial no sólo para el control de la enfermedad, sino también para la prevención de recaídas.
Los tratamientos actuales logran la remisión de entre el 60 y 70 por ciento de los casos, insiste Sáiz. En el origen del incumplimiento también se esconde el miedo a que los fármacos generen adicción, algo que desmiente Silvia López, miembro del grupo de salud Mental de la Sociedad Española de Atención Primaria (Semergen): "el mecanismo de acción de los tratamientos actuales no genera dependencia, es distinto al de medicamentos antiguos. Hay que seguir pautas para combinarlos y retirarlos, pero nada más", puntualiza. La doctora aboga por un abordaje completo que integre tratamiento farmacológico con apoyo social y psicológico.
Un Día Europeo
En el marco del Día Europeo de la Depresión, cuatro sociedades científicas españolas y dos asociaciones de pacientes han arropado la iniciativa de la Asociación Europea de la Depresión. A través del reparto de folletos informativos para pacientes, médicos de atención primaria y ciudadanos en general, los organizadores quieren hacer un llamamiento para sensibilizar sobre esta patología y reclamar a las autoridades sanitarias que doten de los recursos apropiados para mejorar el diagnóstico y el tratamiento de esta enfermedad.
Apoyo familiar
La depresión afecta al núcleo familiar, ocasiona una gran preocupación y genera frustraciones y sentimientos de culpa, por eso es importante que el entorno ayude a cumplir las pautas de tratamiento, insiste José María Sánchez Monge, presidente de la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Feafes).
Un punto en el que coincide con Silvia López, que insiste en eliminar el estigma. "La locura es un concepto antiguo; la depresión es una enfermedad mental", añade. La doctora aconseja a la familia armarse de paciencia, dar tiempo al enfermo y recordar que no tienen que "poner de su parte", simplemente precisan un periodo para recuperarse y seguir. En algunos casos, apunta, también han de estar alerta ante la posible advertencia del médico de que pueda existir riesgo de suicidio.
Se puede prevenir
La doctora Silvia López aporta una serie de pautas de prevención a diferentes niveles.
Antes de que aparezca la enfermedad, seguir hábitos saludables: una alimentación equilibrada, descanso, actividad física, hobbies... Hay que esforzarse por mantener expectativas realistas en la vida, hacer lo que se quiere y, si no es posible, buscar alternativas satisfactorias. Rodearse de gente positiva.
Ante un riesgo real, la clave es identificarlo. Favorecer la capacidad de adaptación a los cambios vitales. Si es preciso, pedir ayuda.
En un tercer nivel, cuando se ha sufrido algún episodio, existen fórmulas para prevenir las recaídas. Lo esencial en este punto es también buscar ayuda y seguir las pautas del médico en los tratamientos de mantenimiento para evitar, en la medida de lo posible, que vuelva a suceder.
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