divendres, 27 de gener del 2012

El contubernio de la medicalización

Os dejo un extracto del artículo de Leonor Taboada titulado El contubernio de la medicalización al desnudo. Tras analizar detalladamente casos y proveer una lúcida visión de la medicina actual, se centra en la medicalización de la mujer. A la mujer nos duelen las reglas y los partos porque nuestro úteros son productos de una sociedad patriarcal con una fuerte represión sexual y vital de la mujer. El artículo completo (altamente recomendable) lo podéis leer en:
http://mys.matriz.net/mys15/15_27.htm
Recomiendo a todas que os paséis por la revista Mujer y Salud. Es un buen sitio en el que asesorarse. 

(...)
Ser mujer, una patología (y un gran mercado)
Las mujeres somos el mercado esencial para los beneficiarios de esta industria extendida en cadena: un campo fértil que han abonado con fruicción durante décadas, prometiéndonos panaceas farmacológicas, convenciéndonos de que nuestros procesos fisiológicos son patológicos y requieren asistencia y control médico y de nuestra incompetencia para gestionar nuestra salud sin la estrecha tutela de un vigilante.Nuestros misteriosos y poderosos úteros y su control, incluido el de los embriones, son motivo de fascinación y fantasías a lo largo del tiempo (histeria viene de útero).
Han conseguido su objetivo: actualmente, ser mujer es ya sinónimo de patología, de enfermedad, de desajuste, incluso en nuestras propias mentes. Ya hay una definición de enfermedad y un remedio para cada momento y avatar de la vida. Sin embargo, después de años de predicar en el desierto, las mujeres del movimiento internacional de salud estamos en el mejor momento: los escándalos destapados en los últimos tiempos- como los resultados del Estudio del Women´s Health Initiative sobre los efectos perversos de los tratamientos hormonales para la menopausia y la retirada del Vioxx, entre otros, han puesto por fin los ojos del mundo en esta particular corrupción del sistema médico.
Nos Medicalizan el cuerpo...
Se medica la menstruación, por "obsoleta y perjudicial", tal y como la definen ahora, y factor de "síndrome premenstrual" (adolescentes medicadas con la fórmula de Prozac ocultada bajo otro nombre); se medica el parto, en nombre de la seguridad (programado, inducido, rasurado, episiotomizado y quirúrgico); se define como "sexualidad enfermiza" la no disponibilidad permanente (disfunción sexual femenina, la llaman); y el círculo se cierra con la definición del cese de la menstruación como enfermedad de "deficiencia de estrógenos" que dura hasta la muerte (menopausia y postmenopausia), lo que les ha permitido medicalizar a millones de mujeres durante años en nombre de la prevención y la juventud causándoles graves enfermedades e incluso la muerte a miles de ellas.
y la mente...
También nos medican por tener mentes de mujeres, tal y como nos ven los ojos estereotipados de la medicina androcéntrica. Las mujeres consumimos el doble de tranquilizantes y el triple de ansiolíticos. Ya se sabe: "los nervios" nos traicionan. No entendiéndose la salud como integral, y no teniéndose en cuenta el factor género en salud, las quejas y malestares de las mujeres se suelen encasillar en grandes cajones de sastre donde tanto da una rota por la violencia en casa como una descosida por estar en el paro o una exhausta por la doble carga, que una viuda pobre o desahuciada. Para todas ellas, psicotrópicos, en primer lugar. El consumo de antidepresivos en España aumentó, entre 1995 y 2002, un 56%. (de 7,2 millones a 21 millones de frascos).
El consumo de ansiolíticos ha aumentado un 90% en los últimos años, sobre todo para el tratamiento del insomnio y la ansiedad. Se utilizan benzodiazepinas de vida intermedia que actúan en el sistema nervioso central con riesgo de adicción y dependencia psicológica: si se dejan de ingerir, pueden reaparecer los síntomas.
Aunque hay muchos tratamientos no farmacológicos para superar el insomnio y la ansiedad, estos ni llegan a ofrecerse como alternativas, ni está la Seguridad Social organizada para derivar recursos de los que hoy se dedican a los fármacos a terapias alternativas y a la promoción de la prevención en salud.
Según la Agencia Española del Medicamento (AEM), entre las razones que podrían explicar este incremento pueden destacarse "las grandes diferencias entre los criterios de prescripción facultativa, la "medicalización" del sufrimiento humano y de los problemas sociales y una exagerada y agresiva promoción de la industria".
Otro factor que nos hace diana de la industria es ser más longevas que los varones y que solemos arrastrar durante años dolorosas enfermedades crónicas cuyas causas no se estudian. Y otro factor que tienen en cuenta es nuestro papel social de cuidadoras, responsables de la compra y toma de medicamentos del resto de la familia. (...)
 

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