Los pediatras no se cansan de repetirlo: la lactancia materna como alimento exclusivo durante los primeros seis meses de vida y como complemento hasta los dos años, o incluso más, proporciona incontables beneficios tanto al bebé como a la madre. Protege al bebé frente a un gran número de infecciones y también contra enfermedades que se manifiestan en la edad adulta (cáncer, obesidad, problemas cardiovasculares, etc.). Y en la madre, disminuye el riesgo de hemorragia tras el parto y tiene un efecto protector frente al cáncer de mama o de ovario que aumenta a medida que se extiende la lactancia, según advierte la doctora María José Lozano, coordinadora del Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP).
Sin embargo, no todas las madres lo ponen en práctica."Aunque entre el 80 y 90 por ciento inicia la lactancia, a lo largo del tiempo las tasas disminuyen. A los tres meses continúa sólo un 58 por ciento, y al cabo de seis meses apenas llega al 15 ó 20 por ciento", indica.
Aunque a primera vista se pueda pensar que, entre otras muchas razones, pesa la incorporación de la mujer al trabajo, las causas, según los expertos, son otras. "Uno de los motivos más frecuentes de abandono es la percepción, muchas veces equivocada, de que su leche no alimenta al bebé", explica la doctora. En estos casos, insiste, lo que suele fallar es la técnica (postura, contacto con el bebé, posición de la boca, contacto visual, etc.).
"Si el niño no se agarra bien al pecho, obtiene la leche inicial, que es muy rica en azúcares y proteínas, pero no la que aparece al final de la toma, más rica en grasas y con un aporte de nueve kilocalorías por gramo, que es la que sacia y condiciona que el niño gane peso. Si toma sólo la primera, es posible que tenga más cólicos y, además, se soltará y demandará con frecuencia", asegura. Ante este tipo de situaciones, explica, el niño llora, la madre se angustia y cree que siempre se queja por hambre, y se inicia un círculo vicioso que lleva, como conclusión, a la alimentación artificial.
Una capacidad que se aprende
Aunque para el niño la lactancia es un instinto, para la mujer es una capacidad aprendida. En este punto, juegan un papel esencial las abuelas y las amigas que han pasado por esta experiencia y aportan sus trucos personales. Pero la doctora también insiste en el papel de los sanitarios que rodean a ambos en los primeros días. Para ellos, la AEP acaba de presentar un manual para que identifiquen los errores más comunes y puedan asesorar mejor a las madres.
En las primeras horas, por ejemplo, el contacto con el bebé es crucial. En la medida de lo posible, se debe respetar las dos horas siguientes al nacimiento, situar al bebé sobre la madre, piel con piel, y conseguir que el niño en ese periodo haga la primera toma.
Según la doctora, una madre primeriza no debería abandonar el hospital sin que los sanitarios se aseguren de que ha iniciado con éxito la lactancia, revisando posibles errores en la postura o las condiciones en las que da el pecho. De ello, dependerá la salud del bebé el resto de su vida.
Sin embargo, no todas las madres lo ponen en práctica."Aunque entre el 80 y 90 por ciento inicia la lactancia, a lo largo del tiempo las tasas disminuyen. A los tres meses continúa sólo un 58 por ciento, y al cabo de seis meses apenas llega al 15 ó 20 por ciento", indica.
Aunque a primera vista se pueda pensar que, entre otras muchas razones, pesa la incorporación de la mujer al trabajo, las causas, según los expertos, son otras. "Uno de los motivos más frecuentes de abandono es la percepción, muchas veces equivocada, de que su leche no alimenta al bebé", explica la doctora. En estos casos, insiste, lo que suele fallar es la técnica (postura, contacto con el bebé, posición de la boca, contacto visual, etc.).
"Si el niño no se agarra bien al pecho, obtiene la leche inicial, que es muy rica en azúcares y proteínas, pero no la que aparece al final de la toma, más rica en grasas y con un aporte de nueve kilocalorías por gramo, que es la que sacia y condiciona que el niño gane peso. Si toma sólo la primera, es posible que tenga más cólicos y, además, se soltará y demandará con frecuencia", asegura. Ante este tipo de situaciones, explica, el niño llora, la madre se angustia y cree que siempre se queja por hambre, y se inicia un círculo vicioso que lleva, como conclusión, a la alimentación artificial.
Una capacidad que se aprende
Aunque para el niño la lactancia es un instinto, para la mujer es una capacidad aprendida. En este punto, juegan un papel esencial las abuelas y las amigas que han pasado por esta experiencia y aportan sus trucos personales. Pero la doctora también insiste en el papel de los sanitarios que rodean a ambos en los primeros días. Para ellos, la AEP acaba de presentar un manual para que identifiquen los errores más comunes y puedan asesorar mejor a las madres.
En las primeras horas, por ejemplo, el contacto con el bebé es crucial. En la medida de lo posible, se debe respetar las dos horas siguientes al nacimiento, situar al bebé sobre la madre, piel con piel, y conseguir que el niño en ese periodo haga la primera toma.
Según la doctora, una madre primeriza no debería abandonar el hospital sin que los sanitarios se aseguren de que ha iniciado con éxito la lactancia, revisando posibles errores en la postura o las condiciones en las que da el pecho. De ello, dependerá la salud del bebé el resto de su vida.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada