¿Qué mujer no ha tenido una cistitis alguna vez? La cistitis es una inflamación de la vejiga ocasionada generalmente por un germen. Se trata, pues, de una infección urinaria que provoca la inflamación de la vejiga y da lugar a los síntomas que la caracterizan: dolor o escozor al orinar, micción frecuente, urgencia y sensación de no haber vaciado la vejiga completamente.
A veces los síntomas pueden ser más molestos y puede llegar a teñirse la orina de sangre o aparecer unas décimas de fiebre. Las cistitis son típicamente lo que llamamos infecciones del tracto urinario bajo, y generalmente no cursan con fiebre. Si hay fiebre debemos sospechar que la infección ha ascendido hacie el riñón y podemos estar ante una pielonefritis, una infección mucho más grave.
La cistitis es muy común en las mujeres sexualmente activas. La razón es que durante la actividad sexual existe un paso fácil de gérmenes desde la vulva hacia la vejiga; y es que la uretra femenina es muy corta, mide solamente unos dos centímetros y se defiende muy mal del paso de gérmenes desde el exterior. Es, por lo tanto, razonable que una mujer sexualmente activa pueda tener dos o tres cistitis al año.
Esto no es igual en el hombre; el hombre, por muy activo que sea sexualmente, no tiene cistitis de forma habitual. Si un hombre tiene una cistitis se debe tratar como una infección complicada y hay que investigar la causa.
Los gérmenes que ocasionan las cistitis son los habituales del tracto digestivo, los llamamos enterobacterias, porque habitan en el intestino. Los más comunes son los gram negativos y típicamente la Escherichia coli, el Proteus mirabilis o la Klebsiella son los que más abundan en los cultivos de orina de las mujeres con cistitis. Las cistitis no son contagiosas, la culpa no es de nadie.
La medida más importante para evitar una cistitis es posiblemente orinar después de haber tenido una relación sexual, pero a veces no se puede evitar. Si han aparecido los síntomas es conveniente tomar una muestra de orina para hacer un cultivo y comenzar con un antibiótico, cuando es una cistitis no complicada, la habitual, basta con lo que llamamos una pauta corta de tratamiento antibiótico: una dosis única o como mucho tres días. Conviene comprobar en el cultivo de orina que el germen causante era sensible al antibiótico y conviene repetir un cultivo para asegurarnos de que la infección se ha curado completamente. Ante cistitis de repetición o complicadas es conveniente hacer un estudio diagnóstico completo para descartar otras causas de infección urinaria.
A veces los síntomas pueden ser más molestos y puede llegar a teñirse la orina de sangre o aparecer unas décimas de fiebre. Las cistitis son típicamente lo que llamamos infecciones del tracto urinario bajo, y generalmente no cursan con fiebre. Si hay fiebre debemos sospechar que la infección ha ascendido hacie el riñón y podemos estar ante una pielonefritis, una infección mucho más grave.
La cistitis es muy común en las mujeres sexualmente activas. La razón es que durante la actividad sexual existe un paso fácil de gérmenes desde la vulva hacia la vejiga; y es que la uretra femenina es muy corta, mide solamente unos dos centímetros y se defiende muy mal del paso de gérmenes desde el exterior. Es, por lo tanto, razonable que una mujer sexualmente activa pueda tener dos o tres cistitis al año.
Esto no es igual en el hombre; el hombre, por muy activo que sea sexualmente, no tiene cistitis de forma habitual. Si un hombre tiene una cistitis se debe tratar como una infección complicada y hay que investigar la causa.
Los gérmenes que ocasionan las cistitis son los habituales del tracto digestivo, los llamamos enterobacterias, porque habitan en el intestino. Los más comunes son los gram negativos y típicamente la Escherichia coli, el Proteus mirabilis o la Klebsiella son los que más abundan en los cultivos de orina de las mujeres con cistitis. Las cistitis no son contagiosas, la culpa no es de nadie.
La medida más importante para evitar una cistitis es posiblemente orinar después de haber tenido una relación sexual, pero a veces no se puede evitar. Si han aparecido los síntomas es conveniente tomar una muestra de orina para hacer un cultivo y comenzar con un antibiótico, cuando es una cistitis no complicada, la habitual, basta con lo que llamamos una pauta corta de tratamiento antibiótico: una dosis única o como mucho tres días. Conviene comprobar en el cultivo de orina que el germen causante era sensible al antibiótico y conviene repetir un cultivo para asegurarnos de que la infección se ha curado completamente. Ante cistitis de repetición o complicadas es conveniente hacer un estudio diagnóstico completo para descartar otras causas de infección urinaria.
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