Ahora parece que con la administración Obama las cosas van a cambiar, pero todavía sigue habiendo voces que se alzan en defensa de la castidad como remedio a algunos de los males que aquejan a la juventud de hoy: las enfermedades de transmisión sexual y la creciente cifra de embarazos no deseados y sus terribles consecuencias. Puede que haya algo de cierto, pero esta estrategia olvida poner en el otro lado de la balanza los beneficios del sexo. Tener una actividad sexual segura, regular y entusiasta confiere una gran cantidad de ventajas de tipo fisiológico tanto al hombre como a la mujer.
En un estudio publicado en el British Medical Journal realizado hace unos años se vio que el riesgo de mortalidad cardiovascular era un 50 por ciento más bajo en hombres con alta frecuencia de orgasmos que en hombres con baja frecuencia de orgasmos. Hay muchos más estudios que apoyan estos hallazgos. Vamos, que el sexo tiene un papel beneficioso y protector sobre el organismo humano.
En los 22 minutos de media que dura un encuentro sexual, se queman más de 120 calorías, se liberan hormonas como la testosterona que nos hacen estar más fuertes y ágiles, disminuye el colesterol, se incrementa el flujo sanguíneo y se mejora la función prostática. Tras la actividad sexual se duerme mejor, diminuye el estrés y debido la liberación de endorfinas, opiáceos naturales que actúan como analgésicos, mejoran los dolores, incluidos los de cabeza. Para las mujeres puede ser hasta un tratamiento de belleza, pues la liberación de estrógenos hace que el pelo brille más y que la piel esté más suave. Si el sexo es esencialmente bueno, el sexo con intimidad y cariño proporciona beneficios emocionales mucho mayores mejorando la comunicación y la estabilidad de la pareja.
Sin embargo, la frecuencia de la actividad sexual ha ido decreciendo con el tiempo, también a España ha llegado hace tiempo el llamado efecto DINTS (Doble Ingreso, No hay Tiempo para el Sexo). Las parejas en las que ambos trabajan tienen una dificultad mayor para encontrar momentos para la sexualidad, hay que buscarlos porque el sexo es bueno y saludable. Como dice el eslogan, "just, do it".
En un estudio publicado en el British Medical Journal realizado hace unos años se vio que el riesgo de mortalidad cardiovascular era un 50 por ciento más bajo en hombres con alta frecuencia de orgasmos que en hombres con baja frecuencia de orgasmos. Hay muchos más estudios que apoyan estos hallazgos. Vamos, que el sexo tiene un papel beneficioso y protector sobre el organismo humano.
En los 22 minutos de media que dura un encuentro sexual, se queman más de 120 calorías, se liberan hormonas como la testosterona que nos hacen estar más fuertes y ágiles, disminuye el colesterol, se incrementa el flujo sanguíneo y se mejora la función prostática. Tras la actividad sexual se duerme mejor, diminuye el estrés y debido la liberación de endorfinas, opiáceos naturales que actúan como analgésicos, mejoran los dolores, incluidos los de cabeza. Para las mujeres puede ser hasta un tratamiento de belleza, pues la liberación de estrógenos hace que el pelo brille más y que la piel esté más suave. Si el sexo es esencialmente bueno, el sexo con intimidad y cariño proporciona beneficios emocionales mucho mayores mejorando la comunicación y la estabilidad de la pareja.
Sin embargo, la frecuencia de la actividad sexual ha ido decreciendo con el tiempo, también a España ha llegado hace tiempo el llamado efecto DINTS (Doble Ingreso, No hay Tiempo para el Sexo). Las parejas en las que ambos trabajan tienen una dificultad mayor para encontrar momentos para la sexualidad, hay que buscarlos porque el sexo es bueno y saludable. Como dice el eslogan, "just, do it".
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada