El trastorno orgásmico femenino, antes llamado anorgasmia, es la segunda disfunción sexual más frecuente entre las mujeres. Hasta un 30 por ciento de ellas sufren este trastorno que se define como la dificultad persistente para alcanzar un orgasmo tras una estimulación sexual suficiente después de una fase de excitación sexual normal. Se piensa que la causa de este trastorno es múltiple, pero parece más asociada a problemas de tipo emocional, de carácter psicológico o social que a problemas de tipo físico o fisiológico.
En este artículo se dice que hay una relación entre esta disfunción orgásmica y la inteligencia emocional, pero ¿qué es la inteligencia emocional? Éste es un concepto introducido por Salovey y Mayer y que definían como la capacidad de monitorizar los sentimientos y emociones propias y las de los demás para discriminarlas y usar esta información para guiar el pensamiento y las acciones de uno mismo. Es decir, habilidades adaptativas, habilidades para controlar los impulsos propios y manejar el estrés, el uso de la empatía y manejo de las emociones para lograr los objetivos propios. Estas capacidades, aplicadas a la sexualidad femenina, pueden tener un impacto directo sobre su funcionamiento sexual y sobre su capacidad para comunicar sus expectativas y sus deseos a su pareja.
Para probar esta hipótesis se hizo un estudio en el Reino Unido mediante un cuestionario que se envió a 8.418 mujeres con la particularidad que todas ellas eran parejas de gemelas. Aceptaron voluntariamente participar en el estudio más de 4.000 mujeres. En el Reino Unido hay un registro de gemelos llamado TwinsUK London que incluye hermanos gemelos de todo el país.
El estudio demostró que existe una correlación positiva entre la frecuencia de orgasmo y la inteligencia emocional de las mujeres de tal manera que cuanto mayor es la inteligencia emocional, mayor es la frecuencia orgásmica. O dicho de otro modo, tener poca inteligencia emocional es un factor de riesgo para tener un trastorno orgásmico femenino.
Este hallazgo abre la puerta a que una de las formas de tratar a las mujeres con disfunción sexual orgásmica es instruirlas en inteligencia emocional, algo útil en múltiples ámbitos de la vida.
Para probar esta hipótesis se hizo un estudio en el Reino Unido mediante un cuestionario que se envió a 8.418 mujeres con la particularidad que todas ellas eran parejas de gemelas. Aceptaron voluntariamente participar en el estudio más de 4.000 mujeres. En el Reino Unido hay un registro de gemelos llamado TwinsUK London que incluye hermanos gemelos de todo el país.
El estudio demostró que existe una correlación positiva entre la frecuencia de orgasmo y la inteligencia emocional de las mujeres de tal manera que cuanto mayor es la inteligencia emocional, mayor es la frecuencia orgásmica. O dicho de otro modo, tener poca inteligencia emocional es un factor de riesgo para tener un trastorno orgásmico femenino.
Este hallazgo abre la puerta a que una de las formas de tratar a las mujeres con disfunción sexual orgásmica es instruirlas en inteligencia emocional, algo útil en múltiples ámbitos de la vida.
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