Según la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles, nuestros horarios no favorecen la igualdad porque son una herencia de la época en la que el hombre trabajaba fuera de casa y la mujer en el hogar. "No tienen en cuenta la incorporación masiva de la mujer al ámbito laboral, una realidad más que evidente", afirma el presidente. Para él, la mujer y el hombre deben tener mejores horarios en el trabajo remunerado. Y en cuanto al no remunerado, ambos deben compartir en el hogar las obligaciones domésticas y la atención a los hijos y personas dependientes.
Trabajamos para vivir o vivimos para trabajar? La primera opción sería la ideal, pero parece que la tendencia es la contraria. Esta semana se ha celebrado el II Congreso Nacional para Racionalizar los Horarios Españoles... ¿Por qué? "Para poder armonizar los horarios de la vida laboral con los de la personal y familiar", explica a BIEN Ignacio Buqueras y Bach, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios.
En España tenemos un huso horario singular porque en la Conferencia Internacional del Meridiano (Washington, 1884), cuando se dividió el globo terráqueo en 24 husos horarios, los españoles elegimos el de Berlín, "cuando por la posición geográfica nos correspondía el de Londres, asegura Buqueras. "Desconozco los motivos de esta decisión, pero me parece perjudicial y antinatural para nuestro país y, además, crea una diferencia de horarios entre las Islas Canarias y el resto", añade.
Entre los objetivos de la conciliación están mejorar la calidad de vida, disponer de tiempo para nosotros mismos, dormir lo suficiente, favorecer la salud, aumentar la productividad, disminuir la siniestralidad, apoyar el rendimiento escolar... "En definitiva, dar mayor valor al tiempo", señala el presidente. Proponen hacer los horarios "más humanos, más racionales y flexibles para poder vivir menos estresados y más felices". Desde la Comisión defienden los horarios libres, con jornadas que se desarrollen de lunes a jueves desde las 7.30 o las 9.00 hasta las 17.00 o las 18.00 y los viernes hasta las 14.00 o las 15.00 horas. Ignacio Buqueras reivindica que "¡hay que acabar con los 'ladrones del tiempo'!".
Dormimos menos
Por nuestras prolongadas jornadas laborales y nuestros singulares horarios de ocio, no dormimos el tiempo suficiente. A diferencia de otros países, en los que prima un horario concentrado sin comidas interminables, los españoles permanecemos en el trabajo muchas horas, cenamos muy tarde y, por lo general, nos vamos a la cama a medianoche, aunque a la mañana siguiente tengamos que volver a levantarnos temprano. "Así no hay manera de despejarse", opina Buqueras y Bach. La radio y la televisión programan espacios de interés a altas horas y tampoco contribuyen a satisfacer la necesidad de dormir.
En España tenemos un huso horario singular porque en la Conferencia Internacional del Meridiano (Washington, 1884), cuando se dividió el globo terráqueo en 24 husos horarios, los españoles elegimos el de Berlín, "cuando por la posición geográfica nos correspondía el de Londres, asegura Buqueras. "Desconozco los motivos de esta decisión, pero me parece perjudicial y antinatural para nuestro país y, además, crea una diferencia de horarios entre las Islas Canarias y el resto", añade.
Entre los objetivos de la conciliación están mejorar la calidad de vida, disponer de tiempo para nosotros mismos, dormir lo suficiente, favorecer la salud, aumentar la productividad, disminuir la siniestralidad, apoyar el rendimiento escolar... "En definitiva, dar mayor valor al tiempo", señala el presidente. Proponen hacer los horarios "más humanos, más racionales y flexibles para poder vivir menos estresados y más felices". Desde la Comisión defienden los horarios libres, con jornadas que se desarrollen de lunes a jueves desde las 7.30 o las 9.00 hasta las 17.00 o las 18.00 y los viernes hasta las 14.00 o las 15.00 horas. Ignacio Buqueras reivindica que "¡hay que acabar con los 'ladrones del tiempo'!".
Dormimos menos
Por nuestras prolongadas jornadas laborales y nuestros singulares horarios de ocio, no dormimos el tiempo suficiente. A diferencia de otros países, en los que prima un horario concentrado sin comidas interminables, los españoles permanecemos en el trabajo muchas horas, cenamos muy tarde y, por lo general, nos vamos a la cama a medianoche, aunque a la mañana siguiente tengamos que volver a levantarnos temprano. "Así no hay manera de despejarse", opina Buqueras y Bach. La radio y la televisión programan espacios de interés a altas horas y tampoco contribuyen a satisfacer la necesidad de dormir.
Afectan a nuestra salud
Las tensiones laborales causadas por los horarios convierten al trabajo en algo agobiante, que genera más frustración que satisfacción. Ignacio Buqueras destaca la permanencia en el lugar de trabajo por encima del horario establecido; el exceso de reuniones, "para discutir mucho y concretar poco"; la elaboración de planes que a menudo no se llevan a la práctica; una excesiva dependencia de los directivos, "que les obliga a estar disponibles a cualquier hora"; el tener que trabajar en días de descanso o llevarse trabajo a casa… Los horarios nos hacen llegar a casa agotados, dormir poco y mal y cenar muy tarde, lo que resulta perjudicial para la salud.
Somos menos productivos
Se da la paradoja, "triste paradoja" en opinión de Ignacio Buqueras y Bach, de que la jornada laboral española es una de las más largas de Europa y, sin embargo, nuestra productividad es una de las más bajas. Según el presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles, unos trabajadores que pueden conciliar su carrera profesional con su vida personal y familiar rinden más y mejor, mientras que si los empresarios no permiten que los empleados desarrollen todas sus facetas personales, los trabajadores estarán más estresados y se reducirá la productividad y la calidad de su trabajo.
Aumentan la siniestralidad
Los trastornos derivados del sueño, como la fatiga y la somnolencia, pueden afectar al rendimiento intelectual, dificultar la capacidad de concentración, provocar ansiedad y causar irritabilidad. Todo esto propicia errores de funcionamiento, pérdida de reflejos y un mayor riesgo de sufrir accidentes laborales, domésticos y de tráfico. "Respecto a estos últimos —matiza Buqueras—, debo advertir de que conducir sin haber descansado lo suficiente por la noche o hacerlo después de una extenuante jornada laboral, a menudo con el estrés añadido que conllevan los atascos en horas punta, pueden tener consecuencias nefastas".
El tiempo es oro
"Damos poco valor a nuestro tiempo y al de los demás, cuando en realidad es lo más valioso que tenemos: el tiempo es oro", recuerda Buqueras. La poca importancia que le damos nos impide conciliar adecuadamente la vida personal, familiar y laboral. "Los españoles somos, por lo general, impuntuales, celebramos demasiadas reuniones, terminamos muy tarde la jornada... Ignoro cuál es la causa, quizá sea debido a la inercia, a las mismas prisas, que nos impiden hacer una pausa, reflexionar un poco y buscar soluciones" añade. Y recomienda usar sabiamente el tiempo desde la infancia, "porque así disfrutaremos de una vida mucho más satisfactoria y feliz".
Las tensiones laborales causadas por los horarios convierten al trabajo en algo agobiante, que genera más frustración que satisfacción. Ignacio Buqueras destaca la permanencia en el lugar de trabajo por encima del horario establecido; el exceso de reuniones, "para discutir mucho y concretar poco"; la elaboración de planes que a menudo no se llevan a la práctica; una excesiva dependencia de los directivos, "que les obliga a estar disponibles a cualquier hora"; el tener que trabajar en días de descanso o llevarse trabajo a casa… Los horarios nos hacen llegar a casa agotados, dormir poco y mal y cenar muy tarde, lo que resulta perjudicial para la salud.
Somos menos productivos
Se da la paradoja, "triste paradoja" en opinión de Ignacio Buqueras y Bach, de que la jornada laboral española es una de las más largas de Europa y, sin embargo, nuestra productividad es una de las más bajas. Según el presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles, unos trabajadores que pueden conciliar su carrera profesional con su vida personal y familiar rinden más y mejor, mientras que si los empresarios no permiten que los empleados desarrollen todas sus facetas personales, los trabajadores estarán más estresados y se reducirá la productividad y la calidad de su trabajo.
Aumentan la siniestralidad
Los trastornos derivados del sueño, como la fatiga y la somnolencia, pueden afectar al rendimiento intelectual, dificultar la capacidad de concentración, provocar ansiedad y causar irritabilidad. Todo esto propicia errores de funcionamiento, pérdida de reflejos y un mayor riesgo de sufrir accidentes laborales, domésticos y de tráfico. "Respecto a estos últimos —matiza Buqueras—, debo advertir de que conducir sin haber descansado lo suficiente por la noche o hacerlo después de una extenuante jornada laboral, a menudo con el estrés añadido que conllevan los atascos en horas punta, pueden tener consecuencias nefastas".
El tiempo es oro
"Damos poco valor a nuestro tiempo y al de los demás, cuando en realidad es lo más valioso que tenemos: el tiempo es oro", recuerda Buqueras. La poca importancia que le damos nos impide conciliar adecuadamente la vida personal, familiar y laboral. "Los españoles somos, por lo general, impuntuales, celebramos demasiadas reuniones, terminamos muy tarde la jornada... Ignoro cuál es la causa, quizá sea debido a la inercia, a las mismas prisas, que nos impiden hacer una pausa, reflexionar un poco y buscar soluciones" añade. Y recomienda usar sabiamente el tiempo desde la infancia, "porque así disfrutaremos de una vida mucho más satisfactoria y feliz".
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