diumenge, 17 d’octubre del 2010

INCONTINENCIA URINARIA Un tema tabú que se puede corregir con ejercicio Entre el 60 y el 80% de las pacientes tratadas con fisioterapia uroginecológica consigue superar el problema



Nunca se relajan porque sólo con toser o reír ya pueden encontrarse en una situación incómoda. Es lo que les sucede a las personas que padecen incontinencia urinaria de esfuerzo, un trastorno que causa mucho más que pérdidas de orina involuntarias, ya que afecta también a la autoestima y la seguridad en uno mismo.

La vergüenza a la hora de reconocerlo es el mayor obstáculo que deben sortear quienes sufren el problema. Una vez superada, las alternativas para mitigar o eliminar el problema son muchas. En algunos casos se precisa un tratamiento basado en métodos quirúrgicos o fármacos. En otros, la solución es más sencilla y pasa únicamente por realizar algunos ejercicios de contracción y relajación de la musculatura pélvica, ya que la raíz del trastorno es de tipo muscular, tal y como apunta Carolina Galocha, miembro de la Sociedad Española de Fisioterapia en Pelviperineología (Sefip). "El suelo pélvico está compuesto por un conjunto de músculos que tapizan la parte inferior de la pelvis y mantienen las vísceras en su sitio, soportan el peso del bebé en el embarazo y contribuyen a la continencia", afirma la experta. Cuando estos músculos se debilitan afectan a todos estos aspectos y pueden provocar incontinencia urinaria o anal.

La fisioterapia uroginecológica es una alternativa que se sirve de distintos métodos destinados a ejercitar el músculo y ayudar a la mujer en la percepción de su suelo pélvico. Para ello, durante la sesión el especialista solicita a la paciente que haga distintos ejercicios, masajea la zona perineal o le enseña a ser consciente de los movimientos que realiza con su musculatura pélvica sin darse cuenta, puesto que, según explica Galocha, "hay gente que no tiene mucha percepción de esa zona de su cuerpo". Por eso, el reto principal para estos profesionales es conseguir que tras la terapia quienes han pasado por su consulta continúen haciendo sus actividades diarias pero de una manera correcta: sabiendo que les conviene caminar con una postura corregida para favorecer al suelo pélvico o que no deben empujar cuando van al baño, por ejemplo.

En cuanto a la eficacia de la fisioterapia uroginecológica, la experta de la Sefip asegura que "muy pocas veces no se consigue ningún resultado" y afirma que consigue que el problema desaparezca entre el 60 y el 80 por ciento de las ocasiones. Las condiciones físicas del paciente que realiza la terapia, su motivación y el grado de afectación de la patología son algunos de los factores que determinarán el éxito o fracaso del tratamiento.



Cuidado con los ejercicios de Kegel

Los ejercicios de Kegel se basan en la contracción y relajación de los músculos del suelo pélvico para que éstos se fortalezcan y se reduzcan las pérdidas involuntarias de orina.

Aunque aparentemente son fáciles de realizar, Galocha advierte de que no todo el mundo sabe hacerlos correctamente y a menudo se toman a la ligera, algo que puede provocar un efecto indeseado. "Si se realizan a lo loco puede suceder que el tono del suelo pélvico aumente pero que no se quite el problema", afirma. De hecho, algunas pacientes con incontinencia urinaria creen que la causa de su trastorno está en su debilidad muscular cuando lo que realmente les ocurre es que tienen un exceso de tono. Es similar a lo que sucede cuando se tiene una contractura en la espalda: a pesar de que la musculatura tiene un exceso de contracción, no está fuerte, sino todo lo contrario, ya que existe un problema de debilidad subyacente. Por lo tanto, el objetivo es conseguir un equilibrio muscular, para lo que es importante saber cuándo y cómo relajar los músculos.



Gimnasia con conos vaginales

Una de las técnicas empleadas por la fisioterapia uroginecológica para ayudar al suelo pélvico a recuperar su tono es la utilización de conos vaginales.

Su eficacia se basa en la idea de contracción contra resistencias. Es decir, estos conos (que tienen aproximadamente el tamaño de un tampón) se introducen en el interior de la vagina y provocan que el suelo pélvico se contraiga espontáneamente para impedir que se caigan debido a la gravedad.

Como norma general, lo recomendable es utilizarlos durante dos sesiones de 15 minutos cada día, pudiendo adoptar distintas posturas para poner a prueba toda la zona pélvica. Así, mientras se utilizan se puede permanecer de pie, caminar o incluso simular que se está tosiendo para comprobar si se puede aguantar el cono incluso al realizar este tipo de esfuerzo.

El entrenamiento no termina una vez que se ha comprobado que el cono no se cae, ya que existen diferentes pesos para que la mujer pueda continuar ejercitando la musculatura. Tras comprobar que se ha podido sujetar, se utilizará otro más pesado que requerirá un esfuerzo mayor. Es normal que al dar este paso o al iniciar la terapia la musculatura del suelo pélvico no se contraiga de manera espontánea, sino que tengan que hacerse esfuerzos voluntarios para evitar el descenso del cono.

La ventaja de este tipo de ejercicios es que permiten un tratamiento personalizado en cada caso, puesto que unas mujeres necesitarán más tiempo para cambiar de cono, mientras que otras agotarán el entrenamiento más rápidamente. En cualquier caso, siempre es conveniente consultar con un especialista para que determine si es adecuado utilizarlos (algunas féminas tienen más estrecha la vagina y pueden tener más complicaciones) y realice un seguimiento del procedimiento completo.



La ayuda de las tecnologías

Las personas que conviven con un problema de incontinencia urinaria de esfuerzo gozan hoy de más alternativas gracias a ciertos avances tecnológicos que les ayudan a ejercitar el suelo pélvico y a aprender a hacerlo una vez que estén en sus casas.

- Biofeedback: es una técnica destinada a enseñar a ejercitar y relajar los músculos del suelo pélvico y a hacer a las pacientes conscientes de los movimientos que hacen equivocadamente (por ejemplo, cuando mantienen contraído un músculo de manera habitual). Para ayudarlas, el fisioterapeuta coloca unos electrodos dentro de la vagina o a nivel superficial (en la zona perianal y abdominal) y pide a la mujer que realice una serie de ejercicios. Gracias a los electrodos, la presión a la que se expone a cada músculo al contraerse o relajarse es transmitida a un ordenador, donde la señal eléctrica se transforma. Finalmente, la información se visualiza a través de un monitor, que permite averiguar cuáles son los músculos sobre los que se ha realizado la contracción y cuál ha sido la intensidad bajo la que se ha ejercitado cada uno de ellos. De esta manera, el especialista y la paciente comprueban si se están realizando correctamente los ejercicios, algo de especial valor en el caso de la persona que tiene el problema de incontinencia, que puede marcharse a casa sabiendo cuáles son sus errores y conociendo la mejor manera de realizar los ejercicios que el fisioterapeuta le ha recomendado.

- Electroestimulación: es una técnica opuesta a la anterior, puesto que se basa en la contracción voluntaria. En este caso la gimnasia que se emplea para potenciar la musculatura es de tipo pasivo. Es decir, no es la paciente quien ordena a sus músculos que se contraigan o relajen siguiendo unas indicaciones, sino que esta acción recae sobre unos electrodos que se colocan en el interior de la vagina y que tonifican las fibras musculares de ciertas regiones del suelo pélvico. La electroestimulación es la opción recomendada en casos en los que existe una elevada atrofia muscular y resulta extremadamente complicado para la paciente realizar contracciones de manera voluntaria, de manera que se tiene que recurrir a la ayuda de impulsos eléctricos para potenciar los músculos.

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