dilluns, 7 de desembre del 2009

Cómo puede hacer daño la cultura

En distintas partes del mundo una variedad de prácticas y tradiciones culturales contribuyen a que aumente el riesgo de contraer el VIH/SIDA entre los jóvenes. En general, estas prácticas y tradiciones afectan más a los jóvenes que a los adultos, y afectan a las mujeres jóvenes más aún que a los hombres jóvenes.

La condición de la mujer

En muchas sociedades se espera de la mujer y se le enseña que debe subordinar sus propios intereses a los del compañero. Con semejantes expec-tativas, las jóvenes suelen sentirse incapaces de protegerse contra la infección por el VIH y los embarazos involuntarios. A menudo las adolescentes son víctimas del abuso y la coerción sexual. En Kenia 40% de las estudiantes del ciclo secundario sexualmente activas dijeron que habían sido forzadas u obligadas con engaños a tener relaciones sexuales (3). En Camerún 40% de las adolescentes declararon que el primer coito fue forzado (313). Las jóvenes a veces se rinden a las demandas sexuales por temor a que, si las rechazan, se las violará de cualquier manera (205).
El abuso que sufren las esposas está muy extendido. En algunos países más de 40% de las mujeres han sido agredidas por el compañero (119). La violencia basada en el género está estrechamente ligada al VIH/SIDA (220). En Rwanda, por ejemplo, las mujeres VIH-positivas con un compañero VIH-positivo tenían más probabilidades de informar sobre la coerción sexual en la vida de relación que las mujeres sin VIH (380). En Tanzania la violencia de parte del compañero era 10 veces mayor entre las jóvenes VIH-positivas que entre las mujeres VIH-negativas (220). Muchas mujeres no se atreven siquiera a traer a colación el tema de los condones para protegerse contra la infección por el VIH por temor a ser físicamente agredidas (381).

Prácticas sexuales

Algunas prácticas sexuales como el coito seco, o sea, la inserción de objetos extraños para secar la vagina o para estrecharla, pueden dejar cortaduras y rasguños que crean aberturas a través de las cuales pasa el VIH (321). Otras prácticas, como la prueba de la virginidad de las mujeres, pueden adjudicar tan alto valor a la castidad que las mujeres no casadas practican, en cambio, el coito anal, que las expone a un riesgo aún mayor de ser infectadas por el VIH que el coito vaginal (341).


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