dilluns, 9 de maig del 2011

El sistema nórdico no acaba con la discriminación de género Las mujeres son las que se acogen a los permisos y se alejan del mercado laboral | Si el permiso para el cuidado del bebé es voluntario, pocos varones lo cogen


El último informe de la organización Save the Children vuelve a situar a Escandinavia como la mejor región del mundo para ser madre, empezando por Noruega y siguiendo por Islandia, Suecia, Dinamarca y Finlandia, que también aparecen en el top ten. La clave está en sus generosos permisos de maternidad y paternidad, que van desde los nueve meses previstos en Islandia hasta los 16 meses que contempla Suecia. Sin olvidar las prestaciones económicas adicionales por cada hijo y una extensa red de guarderías, entre otras formas de apoyo.
Pero no es oro todo lo que reluce. Tal y como señalan los expertos, el sistema escandinavo también tiene sus puntos débiles. El primero está en la contrapartida que algunos de estos beneficios tienen en la reinserción laboral de la mujer. El ejemplo más claro lo encontramos en Finlandia, donde las ayudas a las madres que se quedan en casa con sus hijos hasta los tres años se han convertido en algo popular.
La ley no establece quién debe quedarse en casa, pero en la práctica suele ser siempre la mujer. “Esto acaba siendo una trampa, ya que aleja a muchas mujeres del mercado laboral durante al menos tres años”, explica Anita Nyberg, de la Universidad de Estocolmo. Después, la mujer tiene derecho a volver a la empresa. Sin embargo, “no es extraño que llegue otro hijo y luego incluso otro, con lo que ya no son tres sino seis o hasta nueve los años que la mujer se queda sin trabajar”, señala la investigadora.
Noruega, Islandia, Dinamarca y Suecia también cuentan con este sistema. Sin embargo, es en Finlandia donde más se ha divulgado. Entre las causas, “los altos niveles de desempleo que el país sufrió en los años 90, poco después de que la prestación se implementara por primera vez”, señala Bosse Parbring, periodista especializado en temas de género. La situación de precariedad laboral en que se encontraba la mujer “hizo que esta ayuda se convirtiera en una buena alternativa, con lo que poco a poco se fue generalizando incluso después, cuando la economía mejoró”. Por el contrario, los defensores de esta medida, que tradicionalmente se ha vinculado al centroderecha, destacan los beneficios que el cuidado en familia tiene para los niños más pequeños, especialmente en medio de una sociedad en la que cada vez resulta más difícil dedicar tiempo a los hijos. Otro punto caliente es el de la redistribución de los permisos de paternidad y maternidad dentro de la pareja, cuyo objetivo es conseguir que los hombres asuman más responsabilidades en el cuidado de los hijos y evitar, al mismo tiempo, que las mujeres pierdan comba en el mercado laboral. Para los más progresistas, el mejor método es el sistema de cuotas que reserva una parte del permiso exclusivamente para el hombre. Si este renuncia a su permiso, la mujer no puede utilizarlo en su lugar, con lo que ambos pierden esos días.
La implementación de esta medida, que dura un mes en Finlandia, dos en Suecia, dos y medio en Noruega y tres en Islandia, ha multiplicado los días que los hombres se quedan en casa cuidando al recién nacido. Los daneses, en cambio, sólo disponen de dos semanas, que luego pueden ampliar si lo desean. Sin embargo, el hecho de que esto sea voluntario, hace que muy pocos padres lo hagan, “con lo que Dinamarca se convierte en el país escandinavo donde los hombres dedican menos días al permiso de paternidad”, explica Solveig Bergman, directora del Instituto Nórdico de Género (NIKK).

Con crisis, la igualdad pasa a segundo plano

En la actualidad, Islandia es el país que tiene una normativa sobre el permiso de paternidad más radial. A pesar de haber empezado a implementar este tipo de medidas más tarde, cuando lo hizo, optó por el modelo más progresista, que divide el permiso en tres partes iguales: tres meses para la madre, tres meses para el padre y otros tres a repartir según prefiera cada pareja.
A lo largo de la última década, el éxito de esta política ha sido rotundo. El 90% de los hombres islandeses disfruta como mínimo de los tres meses de paternidad que le corresponden y, antes de la crisis, algunos incluso lo alargaban un poco más. Estudios recientes indican que estos cambios han mejorado la reinserción de la mujer en el mercado laboral e incluso la fertilidad, que es de 2,1 hijos por mujer, según datos de 2007. Sin embargo, “la crisis ha hecho que muchos hombres dejaran de utilizar la parte de permiso voluntaria que tienen derecho a compartir con la mujer”, explica Bergljót Þrastardóttir, del Centro de Igualdad de Género de Islandia. La razón está en los recortes que el endeudado Estado islandés ha tenido que llevar a cabo en los últimos tiempos y que han reducido esta parte de la prestación económica en un 36%. Aun así, la repartición a partes iguales no convence a todo el mundo. En Noruega, por ejemplo, “hay quien critica el modelo islandés porque puede perjudicar la lactancia materna, que debe durar al menos seis meses”, explica Solveig Bergman, directora del Instituto Nórdico de Género.

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